El Hombre En Busca de Sentido – Primera Parte

El Hombre En Busca de Sentido – Primera Parte
20 febrero, 2017 Raquel Cruz

“EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO” (VIKTOR E. FRANKL)

Viktor Frankl, österr. Psychologe und Arzt. Photographie. Um 1949.

Prefacio de José Benigno Freire.

Si el espectador detiene la mirada y el corazón en cada una de las tumbas del cementerio de Auschwitz abre la imaginación para comprender el genuino sufrimiento y la barbarie de los campos de concentración de los nazis, utilizados durante la Segunda Guerra Mundial.

Una de aquella multitud de vidas rotas fue la de Viktor Frankl, quien vivió de 1905 a 1997. En aquella época, Viena era un foco excepcional de la cultura, las artes y el civismo europeos.

En el ámbito profesional, V. Frankl era director de la sección de Neurología del Hospital de Rothschild en 1940, que atendía sólo a pacientes judíos. En ese momento contaba ya con un manuscrito recién finalizado que resumía el estudio y la experiencia clínica de dos décadas y ofrecía una psicoterapia re-humanizada.

En el ámbito personal pertenecía a una familia de origen judío donde disfrutaba de un ambiente hogareño. Se casó con Tily Grossner en diciembre de 1941. Dejó pasar la oportunidad de trasladarse a Estados Unidos por permanecer junto a sus padres. En breve tiempo se separó de sus seres queridos y al ingresar a Auschwitz perdió el libro que abarcaba su largo quehacer profesional.

Un Psicólogo en un Campo de Concentración. A mi Madre.

Es la historia de un campo de concentración vista desde adentro, contada por uno de sus supervivientes. Intenta dar respuesta a la siguiente pregunta: ¿Cómo afectaba el día a día en un campo de concentración en la mente, en la psicología, del prisionero medio? Son sucesos ocurridos en los campos pequeños, donde se llevó a cabo la mayor parte del exterminio real. El relato se acerca a los prisioneros corrientes y molientes, que exasperaban el desprecio de los kapos. Esos kapos eran elegidos entre los prisioneros cuyo carácter y actitud conducían a un trato cruel hacia los demás prisioneros, a quienes golpeaban con más saña que los hombres de la SS.

Con frecuencia se anunciaba el traslado de algunos internos a otro campo de concentración; para quienes ya tenían experiencia en el lager resultaba fácil adivinar el destino de esos prisioneros: la cámara de gas. Regularmente se seleccionaba a los más débiles, menos aptos para trabajar. Los escasos afortunados que fuimos liberados estamos férreamente convencidos de que “los mejores de entre nosotros no regresaron a casa”.

El Informe del Prisionero No. 119.104: Un Ensayo Psicológico.

Este texto no pretende contar mis vivencias personales en el campo de concentración, sino cómo era la vida del prisionero normal y cómo esa vida influía en su psicología. A excepción de las últimas semanas, yo fui un preso normal. Permanecí la mayor parte de mi internamiento cavando y tendiendo traviesas para el ferrocarril. Cuando recibíamos cupones de regalo, los podíamos cambiar por cigarrillos que a su vez cambiábamos por raciones de sopa. Si un interno se fumaba sus propios cigarrillos, significaba que había perdido su voluntad de vivir. Una obra como ésta debe esforzarse al máximo  para superar el subjetivismo y, al mismo tiempo, tener el coraje para contar con sencillez experiencias muy íntimas.

Primera Fase.- Internamiento en el Campo.

El síntoma característico de la primera fase es un shock agudo e intenso. Auschwitz, evocaba las mayores atrocidades que cabía esperar: cámaras de gas, hornos crematorios y el exterminio. La “ilusión del indulto” nos hizo pensar que aquello no sería tan cruel. Un trozo de pan de unos ciento cincuenta gramos fue nuestro alimento durante cuatro días.

La primera selección.- La primera selección o juego del dedo, el primer veredicto sobre nuestra aniquilación o supervivencia. Un hombre de la SS me escudriñó de arriba abajo me hizo girar hacia la derecha y yo me encaminé en esa dirección. Para la mayoría de nuestra expedición, cerca de un 90%, significó la muerte. Con la señal del dedo fueron enviados hacia la izquierda.

Desinfección.- “Os doy dos minutos para desnudaros por completo y dejar vuestras ropas en el suelo” fueron las órdenes de un hombre de la SS. Sólo podéis llevaron los zapatos, el cinturón, las gafas y en todo caso el braguero”. Después nos afeitaron de todo el cuerpo y enseguida caminamos hacia las duchas. Tan sólo poseíamos la existencia desnuda. Muchos nos sentimos embargados por un humor macabro, no poseíamos nada salvo nuestra existencia desnuda. Después se apoderó de nosotros la curiosidad, que ya antes había sentido ante situaciones extremas. Con esta fría curiosidad lográbamos distanciar la mente de la realidad circundante. A los pocos días la curiosidad derivó en sorpresa: ¡no nos resfriamos¡ Qué verdad encierra la afirmación de Dostoyevski que define al hombre como “el ser que se acostumbra a todo”. La amenaza de muerte nos hacía pensar en el suicidio.

En esta primera fase de shock el prisionero perdía el temor a la muerte.

Continuara…

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